Las consecuencias psicológicas de la alopecia no son un mito
Quien lo ha vivido, lo sabe. Tienes entre 25 y 35 años, te miras al espejo y cada día el grosor y la densidad de tu cabello disminuyen. Al pasar un tiempo observas como el espacio antes poblado por un cabello fuerte se muestra deforestado, estéril y clareado. No se trata de una enfermedad grave. Ni siquiera es motivo para condicionar la salud mental de alguien. Sin embargo, las consecuencias psicológicas de la alopecia hacen estragos en una población –la española- en la que casi la mitad de los hombres la padecen.
Cuadros de ansiedad
En muchos casos, la pérdida del cabello es prevista. La importancia de la genética en este fenómeno es pública y notoria. Por ello, muchas personas que cuentan con progenitores a los cuales el cabello se les cayó siendo joven, esperan que tarde o temprano les puedan ocurrir a ellos lo mismo. Sin embargo, existe otro tipo de perfil de persona con pérdida de pelo que no concibe tal hecho. Bien por no esperarlo o bien por no tener antecedentes ni indicios previos de poder tenerlo. Muchos psicólogos apuntan la incidencia de cuadros de ansiedad debido a los primeros episodios de enfado y desesperación por parte de los pacientes al ser conscientes por primera vez de esta realidad. Este estado de ansiedad preocupante se exacerba debido a que se trata de un problema que, de primeras, no puede controlarse. O al menos no con facilidad.
Depresión
Las consecuencias psicológicas de la alopecia también tienen que ver con trastornos de depresión. La apariencia en estos tiempos tiene una importancia capital. Debido a ello y al hecho de perder el cabello, hombres y mujeres se enfrentan a un cambio en su aspecto. La pérdida de pelo no supone solamente un cambio físico ni únicamente la disminución de un atributo físico. Para muchas personas supone una cierta pérdida de juventud que desemboca en cuadros depresivos y problemas de autoestima.
Por ello, la lucha contra esta patología debe ser eficaz aunque no sea grave a nivel físico. Las consecuencias psicológicas de la alopecia provocan un malestar que debe ser tratado a nivel profesional por parte de la psicología. Sin embargo, la lucha por encontrar soluciones cada vez más efectivas contra la pérdida del pelo acabará por enterrar estos otros conflictos.